Las mágicas lagunas de Llanganuco son un paraje compuesto por varios lagos de origen glaciar en plena cordillera Blanca del Perú.
Situadas en el parque nacional del Huascarán, son un escenario ideal para disfrutar del clima subtropical que se brinda a tan solo unos metros de inmensos glaciares que parecen estar colgados de las montañas.
La visita se inicia en el puesto de control (entrada al Parque Nacional Huascarán).
El recorrido continúa entre enormes paredones y diversas especies de la flora altoandina. Observarás densos bosques de queñual, alisos, cascadas de aguas puras y cristalinas, convirtiéndole en un verdadero paraiso terrenal, privilegiado por la naturaleza.
La primera visita se realiza a la laguna conocida como Chinancocha o «Laguna Hembra», con 1,450m de longitud, 7,393m de ancho y 28m de profundidad, y está rodeada por árboles de queñual, totora y podra apreciar a los patos silvestres nadando cerca de usted.
Esta laguna es la más popular y la más visitada por los turistas. Los residentes del lugar ofrecen servicios de paseos en bote y a caballo, además la venta de algunos platos típicos de la zona que deleitarán su paladar.
La mágia continúa a la segunda laguna, Laguna Orconcocha o «Laguna Macho», ubicado al final del valle y es la más pequeña, su longitud es de 910m, 368m de ancho por 7m de profundidad, donde podrás apreciar la biodiversidad de la flora y fauna silvestre propia de esta región.
La fusión de los nevados Huascarán, Yanapaccha, Pisco y Huandoy, forman el riachuelo que mantiene a las dos Lagunas de Llanganuco: Chinancocha y Orconcocha. Las aguas de estas lagunas discurren por el río Ranrahirca, para finalmente unir sus aguas al Rio Santa.
Pero también Llanganuco tiene una leyenda sobre su formación:
Hace mucho tiempo existían dos imperios cuyos gobernantes se enfrentaban constantemente. Uno tenía un hijo varón llamado Huáscar y el otro una hija mujer de nombre Huandy.
Pese a los conflictos entre sus padres, los jóvenes se enamoraron, consientes de que su amor era prohibido, decidieron verse a escondidas.
Una hermosa noche de luna, mientras caminaban abrazados, fueron vistos por un centinela, fue entonces que decidieron huir juntos para no separarse jamás.
Al enterarse sus padres, enviaron un grupo de guerreros a buscarlos, fueron capturados y sentenciados a permanecer amarrados frente a frente en la parte más alta de la cordillera.
La inclemencia del clima y la pena de verse separados, hicieron que los jóvenes lloraran tanto, que sus amargas lágrimas se convirtieron en hielo y ellos fueron transformados en montañas.
Se dice que Huandy se convirtió en el nevado Huandoy y Huáscar en el nevado Huascarán.
Hasta nuestros días estos jóvenes amantes convertidos en nevados lloran su triste suerte. El deshielo de estos nevados se junta en dos lagunas ahora llamadas Chinancocha y Orconcocha.
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